¡Ven, vamos a hacer la tarea! Es una frase habitual que los padres usamos, sobre todo en estos tiempos donde llevamos a cabo la “Escuela en casa”. Y es justo en ese preciso momento, donde algunos conflictos pueden iniciar, los más comunes suelen ser los siguientes:
El niño puede hacer una mueca de incomodidad o expresión corporal de desagrado, o bien decir francamente ¡No quiero!…Hacer laguna rabieta o acercarse al área de estudio con una actitud apática.
El niño puede iniciar las actividades pero buscará de una y muchas maneras ocuparse en algo más. Es decir, como la terea no es un estímulo interesante, cualquier cosa será mejor para ganar su atención, por lo que una actividad cuya duración estaba programada para 15 minutos de elaboración, termina llevándose a cabo en 45 o hasta 60 minutos.
- Primero que nada, debemos ser firmes al momento de dirigirnos con nuestros hijos usando palabras claras, precisas y directas con un tono de voz adecuado. Somos figuras de autoridad y ellos deben de entenderlo. Por lo que es nuestra responsabilidad hacerles ver que deben cumplir con su obligación de estudiar aunque sea en una modalidad diferente.
- Debemos contar con un lugar específico de estudio libre de distractores visuales y auditivos que no sean necesarios para las actividades, lejos de ventanas o puertas, con una buena iluminación y que sea cómodo.
- Debemos tener a la mano hojas en blanco y materiales de apoyo (calculadoras, ábacos, juegos de geometría ) para realizar cualquier anotación o ejercicio de prueba, donde además de números y letras podemos hacer dibujos que sean atractivos y comprensibles para los niños.
- Debemos pedirles que lea en voz alta, ya que al escucharse mantendrán secuencia en la lectura y podrán comprender mejor el contenido.
- Es importante hacer pausas fraccionando las actividades de acuerdo a las materias, ya que esto evitará un cansancio mental que provoca desesperación y falta de concentración.
- No siempre debemos llevar a cabo las actividades en el orden como lo indica la planeación, de acuerdo al estado de ánimo del niño y las circunstancias se puede hacer un ajuste.
- Es muy importe que cada logro que el niño realice sea valorado, el hecho de felicitarlo o expresarle palabras como: ¡Lo hiciste muy bien! Te quedó de maravilla!¡Me encantó, muy bien hecho! Entre otros. Hace que quiera realizar las actividades nuevamente y muestra más atención.